martes, 27 de mayo de 2008

El debate energético, artículo de Antonio Cerrillo en la vanguardia



EL DEBATE ENERGÉTICO
La vida después del petróleo
Cómo el encarecimiento del crudo cambiará nuestra manera de vivir

Antonio Cerrillo Barcelona 27/05/2008

El final de la era del petróleo barato obligará a reconsiderar el modo de producir, comerciar, residir o consumir. El temor inmediato de los expertos no es tanto el agotamiento del petróleo como el momento en que la producción haya llegado a su punto álgido, pues a partir de ese pico irá disminuyendo y no podrá seguir el ritmo trepidante de la demanda: el precio se disparará. Y tal vez estemos ya muy cerca de esa línea roja. Por eso, las protestas de pescadores, taxistas o transportistas, que han visto dispararse el precio de gasóleo, pueden ser la prueba de que las alertas ya resuenan. Pero ¿cómo puede afectar a nuestras vidas el fin de esta era?



Viajar menos, pensarlo mejor.

Cuando acabe el petróleo barato (sobre el que pivota el 90% del transporte), se impondrá una reducción de la movilidad, pronostican varios autores en el libro El fin de la era del petróleo barato (Icària), coordinado por Enric Tello y Joaquim Sempere. Los viajes serán una excepción, no la norma, y sin duda se reducirán los trayectos evitables o que no sean fruto de la movilidad obligada. Será el momento de impulsar el transporte público colectivo (sobre todo, el ferrocarril) y prestigiar la movilidad no motorizada (pedalear y caminar más), mientras que los florecientes vuelos a bajo coste tienen el horizonte menos despejado. En el mercado aparecerá una mayor gama de coches más limpios, y se abrirá la puerta al uso del gas natural de origen biológico procedente de la descomposición de la materia orgánica (basura) en vertederos, depuradoras o granjas, señala Josep Puig Boix, profesor de Energía de la UAB. En el mercado ya hay coches con accionamiento híbrido (motor de gasolina y eléctrico) que reducen las emisiones de CO y empresas 2 que comercializan vehículos con motores de combustión que usan hidrógeno. Y surgen nuevas opciones: los vehículos con motores diésel, por ejemplo, pueden, con pequeñas modificaciones, quemar aceites vegetales crudos.

Renovables y nuclear, en liza.

Menos dependencia del petróleo requerirá mucho más eficiencia. El relevo lo pueden tomar el gas y el carbón (que se postula con propuestas para capturar y enterrar el CO ) para producir electricidad. 2 El camino debe verse más despejado para las fuentes renovables (eólica, solar térmica y fotovoltaica, biomasa, geotermia), que serán clave para reducir los gases de efecto invernadero. Si todas las personas que habitan la Tierra tuviesen el mismo nivel de emisiones de gases que Japón (aun siendo el país más eficiente), alcanzaríamos el doble de las emisiones actuales. Por eso, organizaciones como WWF/Adena reclaman que las administraciones fomenten las auditorías energéticas en todos los edificios y organismos oficiales, introduzcan rigurosos programas de ahorro en las edificaciones y eviten grandes infraestructuras (aeropuertos, por ejemplo) que derrochan energía.

Los promotores de la energía nuclear seguirán centrando el debate, aunque esta fuente sólo produce electricidad (aporta el 6,9% del suministro de la energía primaria y el 17% de la electricidad). No obstante, la gestión de los residuos radiactivos y el riesgo de proliferación nuclear son su talón de Aquiles. También hay expertos que ven posibilidades para los agrocombustibles, aunque los ciclos productivos pueden ser insostenibles a gran escala, ya que existe el riesgo de que la producción de bioetanol (cereales) o biodiésel (soja, palma...) entre en competencia con los cultivos para alimentación, y haga subir sus precios.

Alimentos de campos próximos.

La agricultura depende casi en un 100% del petróleo: para labrar los campos y para regarlos, para fertilizarlos, para combatir las plagas y las malas hierbas, para recoger la cosecha y llevarla a los mercados. Por eso, la escasez de petróleo "puede tener efectos devastadores no sólo sobre el bienestar, sino incluso sobre la supervivencia de muchos millones de personas", dice Sempere, profesor de Sociología Medioambiental de la UB. El reto es enorme para los intentos de aproximar la producción al consumo, pero una mejor información de las experiencias y una organización social menos injusta deben mejorar los rendimientos de la agricultura ecológica, sostiene Ernest García, catedrático de Sociología de la Universidad de Valencia.

Rediseñar las ciudades.

El petróleo barato ha incrementado las comunicaciones y modelado unas actividades humanas que se han repartido por el territorio. Trabajamos a 20, 30 o 40 km del lugar de residencia; los comercios o el ocio pueden estar muy lejos de casa; y los bienes industriales o agrícolas proceden del otro confín del mundo. El transporte ha dado auxilio a los beneficios económicos, de modo que un teléfono puede fabricarse en una empresa-red repartida entre Filipinas, Guatemala, Taiwán y Alemania. El petróleo es responsable de la división del trabajo disperso sobre la Tierra. Pero la globalización topa con el ocaso de la era del petróleo y el cambio climático. Y por eso, algunos expertos estiman que la escasez de la energía obligará a rediseñar las ciudades para evitar su expansión dispersa y para acabar con la actual separación espacial entre las actividades cotidianas. A lo mejor, habrá que acostumbrarse a vivir en menos superficie de vivienda (una residencia en lugar de dos) o a poseer menos coches o más pequeños para moverse (o a compartirlos).

Otra manera de pensar.

El cercano pico del petróleo reforzará la idea de que "estamos consumiendo recursos por encima de nuestras posibilidades, o, en otras palabras, estamos socavando el capital natural y, por tanto, vivimos a expensas del futuro", explican Tello y Sempre. Y aparecerán las nuevas utopías: ciudades pequeñas rodeadas por tierras agrícolas, la desaparición de los grandes centros comerciales, espacios para ser recorridos a pie, la rehabilitación de los edificios de no más de cinco plantas, el declive de las áreas de aparcamiento

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