jueves, 31 de mayo de 2007

Presentación del libro África en auxilio de occidente, en la feria del Libro de Madrid

La feria del libro de Madrid, Cáritas y Editorial Icaria os invitan al coloquio: ¿Qué aporta África a Occidente?, con motivo de la publicación del libro África en auxilio de Occidente. Saber vivir, saber hacer, de Anne-Cécile Robert.

Participarán:

Anne-Cécile Robert, autora del libro, periodista de Le Monde diplomatique.

Agnès Agboton, escritora y narradora de Porto Novo, Benín.

Carlo A.Caranci, africanista.


El acto se celebrará el viernes 8 de junio de 2007 a las 20h, en el Pabellón Carmen Martín Gaite de la Feria del libro de Madrid


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África en auxilio de Occidente
Saber vivir, saber hacer

Anne-Cécile Robert

Caritas española

Icaria Antrazyt 257

Relaciones Norte-Sur


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Anne-Cécile Robert es periodista de Le Monde diplomatique, especializada en análisis político y miembro del Comité de redacción de este periódico. Es también profesora asociada del Institut d’Études européénnes de la Universidad de París VIII y pertenece al Comité científico de Attac. Ha publicado con André Bellon, Un totalitarisme tranquille: La democratie confisquée (Syllepse 2001), con André Bellon y Claude Nicolet, Le Peuple inattendu (Syllepse, 2003), y recientemente, Confessions d’un enfant du siècle mondialisé (Mille et une nuits, 2006).

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¿Y SI FUERA OCCIDENTE Y NO ÁFRICA QUIEN PRECISARA DE AYUDA? ¿Y SI FUERA EL CONTINENTE AFRICANO EL QUE TUVIERA QUE ACUDIR EN AUXILIO DE OCCIDENTE?


Respondiendo afirmativamente a estas dos preguntas, el ensayo de Anne-Cécile Robert se opone a la visión condescendiente del libro de Stephen Smith, Negrología.

Mientras que el capitalismo globalizado está vulnerando peligrosamente al planeta y a una amplia mayoría de sus habitantes, África podría, a partir de su patrimonio cultural, aportar una visión más armoniosa y más equilibrada de la relación entre los humanos y la naturaleza. Sin caer en la idealización de una África mítica, ni negar la dramática situación en la cual se encuentra a menudo el continente negro, el libro sugiere que el pretendido “retraso” de África no es más que la expresión de una enorme resistencia cultural ante un modelo económico devastador.

¿QUÉ ES EN DEFINITIVA LO QUE ÁFRICA PUEDE APORTAR A NUESTRO SISTEMA CENTRADO EN EL BENEFICIO, LA ACUMULACIÓN Y EL CONSUMO, ADEMÁS DE SU VITALIDAD Y CREATIVIDAD YA CONOCIDA?


- Una concepción de la relación con el medio y con el mundo que va más allá de las construcciones y valores caracteríticos de la vida rural en general.

- Un saber inigualable en materia de relaciones de solidaridad. La jerarquía propia de los valores africanos hace que el trabajo no esté separado de su función social y de una visión de la sociedad que no está fundada en la acumulación de bienes. El patrimonio africano en cuanto a prácticas solidarias es una mina de oro sin explotar. Un auténtico modelo económico basado en lo “relacional” se podría imaginar a partir de ellas. Según Serge Latouche, África nos proporciona un laboratorio de nuevas actividades económicas, a partir del principio de una verdadera cooperación en oposición a la sacrosanta competencia propia del sistema capitalista.

- Un concepto diferente del tiempo que no implica el rechazo al trabajo, ni la incapacidad de trabajar con seriedad, aunque sí se opone a su tiranía. En nuestras sociedades superactivas se constuyen más lugares de paso que de encuentro por exceso de velocidad. Los africanos definen esta situación de la siguiente manera: “Ustedes tienen el reloj, nosotros tenemos el tiempo”. Esta aparente lentitud, responde a otra categoría de valores, más allá de la relación con el tiempo. Así pues, el éxito individual o el resultado de una acción está subordinado a su contenido, su valor añadido en términos de lazo social. Lo que cuenta son las relaciones con las personas, los vínculos que se pueden tejer o mantener con los otros. De ahí la importancia del saludo, como algo esencial, frente a la soledad que impera en Occidente. África podría jugar a favor de encontrar un equilibrio entre los dos polos, la comunidad, que en algunos momentos puede parecer en exceso controladora, y el valor del individuo,sin caer en la hiperindividualidad a fin de que la cultura del vínculo social cree seguridad.

- La creatividad y la capacidad de inventar e innovar, el “apaño”, propio de la economía informal o popular y de reciclar las aportaciones externas. Imbricar la economía informal y la formal constituye una forma original de desarrollo. África aúna inventiva, generosidad y cohesión social. Lo que Ivan Illich denominaba sociedad vernacular. Si bien el mercado está presente, no lo está de forma omnipresente. Es una África capaz de bricolaje, de combinar, en todos los campos y en todos los niveles, entre la donación y el mercado, entre los rituales oblativos y la globalización de la economía. Y puede hacerlo incorporando valores, como el principio de no mentir o no robar, de tener en cuenta el otro, contradictorios con el modelo competitivo de mercado.

- Un concepto propio de pobreza: En las tradiciones africanas es pobre quien está aislado, quien no tiene parientes ni amigos con quien contar, aquel que no está insertado en la comunidad humana. “Aquel que se sienta rico se empobrecerá” (proverbio malí). La pobreza se asimila a la dependencia y a la servidumbre; la riqueza al poder de decisión y al resultado apropiado de éste, más que a la acumulación. Esta fórmula podría ser muy oportuna para ser aplicada en el sistema occidental: el sentido de cada actividad económica se mide por el enriquecimiento social que produce. Se pone el énfasis más que en la acumulación, en la presta redistribución entre la comunidad. “En el antiguo reino de Sine, se consideraba subversivo el enriquecimiento de un solo hombre. Se hacía entonces todo lo posible para ponerlo en vereda: el rey organizaba su pillaje o se invitaba con su corte para vivir a sus expensas hasta dejarlo en la ruina”. Para no caer en occicentralismo habríamos de distinguir entre pobreza, miseria y frugalidad, por tanto a cuestionar nuestra relación con el consumo desde el concepto de pobreza y frugalidad africana. Pobreza incluye una dimensión convivencial que impide que se caiga en la miseria. La idea de compartir se confronta por ejemplo al consumo desenfrenado de Occidente.

- Un concepto genuino de la palabra. Se basa fundamentalmente en el respeto al otro. Se opone en el seno del grupo a la arrogancia o al espíritu de dominación. El diálogo supone una función indispensable del lazo social. En las civilizaciones orales la palabra compromete al ser humano, la palabra es el ser humano. En la civilización moderna, el papel sustituye a la palabra. Es éste el que compromete al ser humano.

- Un manejo propio de las emociones y de la dimensión espiritual. En Africa , máscaras, ritos y fetiches sirven para dar forma a los miedos y las emociones de los humanos, para dominarlos y enseñarnos a hacer las paces con ellos. Las civilizaciones africanas son mucho más humanas, reconocen el carácter natural de la fuerza del espíritu, mientras en Occidente se le da solamente un carácter patológico o terapéutico.

- Una crítica al desarrollo. Yendo aún más lejos en el cuestionamiento de las relaciones sociales y económicas dominantes, África abre una reflexión sobre el tema del desarrollo. Esta corriente contraria al desarrollo, definido desde la perspectiva occidental, discute, por una parte, el principio de acumulación capitalista, el concepto de crecimiento ilimitado, ya totalmente caduco, y por otra, la uniformización del planeta. El proyecto de construir una economía basada en los recursos propios de cada país y sus ventajas, es en realidad, lo que la globalización neoliberal y la pretensión moral del desarrollo prohíben.


El mayor bien que África puede aportar a nuestra común humanidad angustiada es su gran retraso, el mismo que le falta al Occidente industrial para volverse humano.

Boubou Hama, politólogo

El retraso aparece así como la expresión de otra manera de concebir las relaciones humanas y el reparto de las riquezas. Un encuentro de Occidente y África debe fructificar, actuando como un principio de precaución ante los peligros que amenazan a la humanidad como especie. África supone una reserva de valores para el futuro, a partir de la confrontación de puntos de vista y de culturas y no de la victoria de unas sobre otras, es de esta forma como podemos imaginar un futuro más esperanzador para todos.

2 comentarios:

icarialibros dijo...

hola esto es un comentario de prueba

juan dijo...

Los valores de áfrica ayudaría mucho a la población deshumanizada de Europa.
Damos importancia a cosas sin valor como coches, ropa o cortes de pelo...