miércoles, 20 de junio de 2007

Es hora de decir adiós al Banco Mundial, de Vandana Shiva

Lean este artículo publicado el 16 de junio en el suplemento Tierra, de El País. Vale la pena.


Es hora de decir adiós al actual Banco Mundial



Vandana Shiva (Dehra Dun. India, 1952) es la activista india más reconocida en el mundo. Vestida siempre con coloridos saris, se enfrenta al Gobierno de su país o a las multinacionales para "evitar que tomen control sobre la vida". Actualmente mantiene varios frentes abiertos, como la lucha contra la privatización del agua, los efectos en la agricultura de la llamada revolución verde —que introdujo los pesticidas y fertilizantes— y los transgénicos. "Las fuerzas de la vida no pueden ser privatizadas", afirma. Participará en el Primer Encuentro Internacional de los Amigos de los Árboles el 23 de junio en Barcelona. Hablará sobre "el poder de las plantas para contrarrestar el calentamiento global". Shiva recibió a Tierra en su cuartel de Nueva Delhi, su casa y su oficina. Ahí la rodean pilas de libros que lo cubren todo y que conviven con fotografías de líderes de la independencia india y figurillas de dioses hinduistas.


TIERRA. ¿Hay alguna forma de contrarrestar el calentamiento global?

VANDANA SHIVA. Sí, y está en la misma naturaleza: la agricultura orgánica y la plantación de árboles. La materia orgánica ayuda a aumentar la absorción de carbono hasta en un 50%. Además, el carbono hace la tierra más fértil y las plantas retienen mejor el agua. Algo muy importante para países como India y España.


T. El Gobierno de India asegura que, en pleno desarrollo, no se puede permitir reducir sus emisiones?

V. S. Ésa es mi otra razón para ir a España: que se oiga ahí una voz alternativa de India, aparte de la del Gobierno, que sólo habla por boca de las grandes empresas. Por ejemplo, ahora mismo Wall-Mart intenta entrar en el mercado indio trayendo ropa de China o legumbres de otro lugar. No necesitamos eso. India produce suficientes textiles y, además, 800 millones de indios dependen de la agricultura y del pequeño comercio. Además de destruir al mercado local, se desperdiciaría mucha energía. Son las mismas acciones que causan el cambio climático y destruyen los medios de supervivencia de los pobres.


T. ¿Por qué dice usted que la ciencia no está ayudando a resolver los problemas de la humanidad?

V. S. Porque la ciencia que se está haciendo está muy casada con el poder, particularmente el económico. Es reduccionista; piensa que hay que controlar la naturaleza. Todo a favor del capitalismo. Se piensa que el mundo y la vida son máquinas, y es tan arrogante que cree que nos puede manipular. La inteligencia humana está siendo usada para destruir el mundo.


T. Dé un ejemplo.

V. S. Monsanto hace semillas que son máquinas. Semillas genéticamente modificadas que no van a dar otras semillas, que van a ser estériles. Si las semillas son para propagar vida, ¿qué puede ser más maligno que lo que hace Monsanto? Estas compañías quieren cambiar genéticamente toda forma de vida, patentarla y que nadie pare sus ventas. Éste no es un mundo libre, es una dictadura. Las empresas juegan con la vida, piensan que son sus dueños. La ecología se basa en el valor intrínseco de cada especie. La democracia está basada en el reconocimiento de que cada persona tiene un valor. Los dos principios, ecológico y democrático, se están violando.


T. Usted también responsabiliza a Monsanto de los miles de campesinos que se han suicidado.

V. S. Por los cultivos transgénicos, principalmente el algodón. Los campesinos han perdido su forma de sustento. Estos cultivos necesitan fertilizantes, sistemas de riego, y se tienen que comprar constantemente semillas. Esto aumenta el costo de la cosecha, que acaba perdiéndose o vendiéndose a precios que no compensan. Los campesinos se empobrecen tanto que su única salida es el suicidio.


T. Hay quien cree que los productos químicos aumentan la producción.

V. S. Es la gran mentira de la revolución verde y de la ciencia reduccionista. Los químicos no sólo no son necesarios, sino que son dañinos. ¿Para qué los queremos? Los producen compañías que originalmente fabricaban explosivos. Además son, junto con las emisiones de carbono, responsables de los gases de efecto invernadero.


T. ¿Por qué califica a la agricultura industrializada de sistema estúpido?

V. S. Porque gasta muchísimos combustibles fósiles: 10 veces más energía que las calorías que se obtienen. Esto es un ecocidio que nos trae el cambio climático.


T. Un movimiento social que usted organizó detuvo un intento del Banco Mundial de canalizar algunos ríos?

V. S. Para nosotros el agua no es una mercancía. Es sagrada y hay que protegerla. Cuando es vista como una mercancía, entonces se asume que no importa dónde está, que debe ser capturada en botes para Coca-Cola o en canales y presas. Después, puede ser vendida al precio más alto. En India, se lleva a las zonas industriales, dejando sin ella a las rurales.


T. ¿Qué opina de las iniciativas de crear una alternativa al Banco Mundial?

V. S. Uno de los principales problemas es que las instituciones de ayer siguen siendo usadas para un futuro muy diferente. El Banco Mundial fue creado por los poderes del norte para controlar la economía mundial. Paul Wolfowitz ha hecho un gran favor al quitarle la poca reputación que tenía. Es tiempo no de decir sólo adiós a Wolfowitz, sino también al Banco Mundial.


T. ¿Cuáles han sido los efectos de la globalización en India?

V. S. Han robado los recursos. Se dice que estamos viviendo de la tecnología de la información. Pero sólo el 0,1% de la población se dedica a ello, mientras que el 80% depende de la agricultura. Ésta es la economía que las corporaciones quieren controlar. Arrebatan los recursos de la gente para privatizarlos en beneficio de las multinacionales. Un desastre ecológico y humano.



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