martes, 3 de mayo de 2011

Pensábamos que era petróleo, pero era sangre.

El jueves pasado estuvo en Barcelona Nnimmo Bassey, presidente de Amigos de la Tierra Internacional y activista nigeriano. Nos recordó la salvaje actuación de las compañias petroleras en su país. A continuación una entrevista realizada por Antonio Cerrillo en La Vanguardia.





30 de abril 2011 La Vanguardia


Antonio Cerrillo

Pensábamos que era petróleo, pero era sangre. Ese es el nombre del libro de poemas con que se presenta Nnimmo Bassey. Presidente de Amigos de la Tierra Internacional, poeta, pastor protestante y director de Acción por los Derechos Ambientales de Nigeria, lleva años denunciando la destrucción que sufre el delta del río Níger por la explotación de las petroleras.

¿Hay ahora más conflictos y litigios por la extracción de recursos energéticos?

Los conflictos sobre los recursos naturales son muy antiguos, pero ahora nos encontramos con que cada vez queda menos petróleo; y, por lo tanto, son más intensos. El concepto de seguridad energética es sinónimo en algunos países de seguridad nacional. Por eso, hay conflictos que se convierten en guerras.

¿Irán a más?

Se está tardando tanto en prescindir del petróleo, que cuando este sube de precio y se hace escaso, se multiplican los conflictos. Lo estamos viendo, por ejemplo, con los proyectos para impulsar agrocombustibles (biocombustibles). En varias zonas de África surgen conflictos por el acaparamiento de tierras para agrocombustibles. El mundo debe cambiar la dirección que está tomando.

Muchos de estos conflictos han tenido lugar precisamente en su país.

Nigeria ha tenido la desgracia de tener mucho y buen petróleo y gas natural. Desde hace cincuenta años, compañías comoShell, Chevron Exxon han operado en Nigeria sin tener ningún cuidado con el medio ambiente ni con las personas. Hemos sufrido una degradación ambiental masiva; y esa degradación afecta tanto a la vida natural como a la de la gente. Pero habrá creado riqueza, desarrollo, ¿no? Desde el punto de vista económico, las explotaciones petroleras tienen un impacto económico muy bajo en las poblaciones locales, sólo de un 5%. La mayor parte de las inversiones, instalaciones y equipos vienen de fuera y, por lo tanto, la repercusión local es muy escasa. Los trabajadores locales de las compañías son eventuales, no tienen el derecho de pensión, y los encargados son extranjeros. En Nigeria, extracción es sinónimo de destrucción.

¿Cuáles han sido los principales impactos del petróleo?

Los derrames son continuos, y están contaminando los ríos, los bosques y los campos de cultivo y las pesquerías. Tenemos también la contaminación por la quema de gas que acompaña la extracción del petróleo. La compañía Shell nos viene diciendo desde hace 53 años que va a dejar de quemarlo, pero no lo hace. Se quema el gas, como si fuera un mechero, y la población está al lado mismo.

¿Faltan leyes ambientales?

Tenemos muchas leyes; el problema es que no se aplican, por el poder que tienen las compañías, que mandan más de lo que deberían.

¿Por qué ocurre?

En Nigeria, como en otros países con abundantes materias primas, una gran parte del gasto público procede de los ingresos por la exportación de las materia primas, y estas compañías tienen mucha influencia sobre el Gobierno.

¿Puede mejorar esto con la democracia en su país?

Ahora la violencia estatal ha bajado, pero ha habido muchas muertes causadas por el ejército en connivencia con estas compañías. Aún hoy, con democracia, la violencia del ejército llega a las aldeas y hay choques y abusos. Pero la democracia ha mejorado la situación. Ahora, al menos, las víctimas de la contaminación pueden pedir ayuda a los políticos.

¿Han presentado ya denuncias contra las petroleras?

Hemos presentado denuncias en Nigeria; pero los procesos duran mucho tiempo, y muchas
veces las empresas consiguen que los jueces no cumplan su deber. Incluso, hemos conseguido sentencias favorables, pero las compañías recurren a las apelaciones, y estos procesos pueden durar años. Esta estrategia no ha dado resultados. No aceptan los pasivos ambientales que generan.

¿Qué nueva estrategia seguirán ahora?

En primer lugar, trabajar con la comunidades locales y con organizaciones internacionales, como Oil Watch. Y, en segundo lugar, vamos a promover juicios en la UE o en EE.UU., para que los accionistas de estas compañías conozcan lo que hacen con sus inversiones. Hemos presentado una denuncia ante un juez de La Haya contra Shell por haber contaminado, con derrames de petróleo, las tierras y las aguas de tres comunidades: Goi, Oruma e Ikot Ada Udoh. La condena en Ecuador contra Texaco-Chevron es un precedente.

Finalmente recordar la reciente publicación del libro "El Oro negro de la muerte" (Icaria Editorial) de Xavier Montanyà donde se analiza y denuncia los conflictos derivados de la explotación del gas y el petróleo en el sur de Nigeria. Nnimmo Bassey, activista nigeriano contra las petroleras en el sur de su país, participará en el primer debate.


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