Eddie Haywood y Alex Lantier | World Socialist Web Site
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El presidente estadounidense Barack Obama ha desplegado en África Central a unos cien soldados de las fuerzas especiales como parte de una ofensiva que tiene por objetivo los dirigentes del Ejército de Resistencia del Señor (Lord’s Resistance Army, LRA). El LRA es un grupo rebelde que durante más de dos décadas ha llevado a cabo una feroz batalla contra gobierno de Uganda.
En una carta dirigida al Congreso estadounidense Obama anunciaba la llegada a Uganda a partir del pasado miércoles de un pequeño equipo de asesores “equipados para el combate”. La carta de Obama al Congreso afirma que el objetivo del despliegue de soldados estadounidenses es “ayudar a las fuerzas africanas a eliminar del campo de batalla a [el dirigente del LRA] Joseph Kony y a los demás dirigentes”.
Obama añadía que“el LRA sigue cometiendo atrocidades por toda la República Centroafricana, la República Democrática de Congo y Sudán del Sur que tienen un impacto desproporcionado en la seguridad de la zona. […] Así, hasta el momento los esfuerzos regionales militares no han logrado eliminar del campo de batalla al dirigente del LRA Joseph Kony o a sus altos mandos”.
Los soldados estadounidenses permanecerán en la región el mes que viene, desplegados también en los países vecinos, incluyendo Sudán del Sur, la república Centroafricana y Congo. El Pentágono confirmó que la mayoría de los cien soldados desplegados son soldados de las Fuerzas Especiales.
Una vez más se pone en evidencia la sumisión ciega del presidente de Uganda Yoweri Museveni al imperialismo estadounidense ya que apoya el despliegue estadounidense y coopera con él. El portavoz del ejército de Uganda Felix Kulaigye declaró a Reuters: “Nosotros no pedimos esta ayuda, pero ahora que viene le damos la bienvenida. Kony es una amenaza para la seguridad de la región y cuando antes acabemos con él, mejor”.
Tanto Obama como Museveni trataron de restar importancia al significado del despliegue. Obama afirmó que estaba “limitado” a unos pocos meses. Reuters comentó: “Parece que el objetivo de los términos limitados del compromiso es asegurar a los [ciudadanos] estadounidenses cansados de la guerra que Obama no tienen planes de involucrar directamente a las fuerzas estadounidenses en otro conflicto cuando éstas ya están implicadas en las guerras de Afganistán e Iraq, y están desempeñando un papel de apoyo en la campaña aérea dirigida por la OTAN en Libia”.
Cínicamente, Museveni puso objeciones a denominar a los soldados estadounidenses desplegados en Uganda “tropas” en un intento de desactivar la oposición a un despliegue estadounidense en Uganda. Afirmó: “Mejor llamarlo personal estadounidense, no tropas. Cuando se les llama tropas se está diciendo que vienen a luchar en nuestro nombre. Nunca tendremos tropas que vengan a luchar por nosotros. No puedo aceptar que vengan tropas extranjeras a luchar por mí. Tenemos capacidad para luchar nuestras propias guerras”.
Estos comentarios no hacen sino poner de relieve el hecho de que hay una oposición popular generalizada en África y en Estados Unidos a que se extienda la violencia militar estadounidense en África, algo que se está planeando ahora.
Estados Unidos ya está operando en la importante base militar de Camp Lemonier en Djibuti, que coordina los aviones de combate y de vigilancia estadounidenses que vuelan sobre Yemen y Somalia, y más ampliamente las operaciones militares estadounidenses en África Oriental y Central. Esto forma parte de unas series recientes de agresiones estadounidenses (o respaldadas por occidente) en África, incluyendo la guerra en Libia dirigida por Estados Unidos y el derrocamiento, dirigido por Francia, del presidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo el pasado mes de abril.
Esta operación también continúa con la política del gobierno estadounidense de asesinatos extrajudiciales de personas a las que Washington considera terroristas, fuera de la jurisdicción de cualquier tribunal o ley. Forma parte del actual repudio de las formas democráticas de gobierno por parte de la burguesía estadounidense durante la “guerra contra el terrorismo”.
Estados Unidos lleva años amenazando al LRA, desde que lo calificó de organización terrorista en 2001. Desde 2008 el gobierno estadounidense define al LRA como un grupo “terrorista global especialmente designado”. En mayo de 2010 el gobierno Obama firmó la “Ley para el desarme del LRA y de recuperación de Uganda del norte”. Como señalaba The Economist, esta ley convierte en política interna estadounidense el “matar o capturar a Joseph Kony y aplastar su rebelión de una vez por todas”. La ley fue aprobada unánimemente por el Congreso estadounidense, lo que pone de relieve el apoyo de los dos partidos de la clase dirigente estadounidense a esta política.
El LRA es una milicia religiosa sectaria dirigida por Joseph Kony, que afirma ser el “portavoz” de Dios. Inspirado por una combinación de misticismo y retórica cristiana, se le ha acusado de llevar a cabo gran cantidad de atrocidades a lo largo de los últimos veinticinco años, incluyendo el secuestro de niños para que luchen en la milicia, el hecho de tener esclavas sexuales, la violación de mujeres y la muerte de miles de personas.
La intervención de Washington no está motivada por la preocupación por estas atrocidades, muchas de las cuales las cometen las propias fuerzas estadounidenses en países que están ocupados por Estados Unidos o las fuerzas a las que respalda este país por toda África. Su objetivo fundamental es asentar los intereses imperialistas estadounidenses en África y contrarrestar la influencia cada vez mayor de otras potencias importantes en la región, particularmente China.
A Washington le preocupan especialmente los crecientes conflictos en el vecino Sudán tras las partición del país. Sudán del Sur, que declaró su independencia de Jartum el 9 de julio tras un referéndum, tiene unas vastas reservas de petróleo y goza del respaldo estadounidense. Sudán es uno de los principales suministradores internacionales de petróleo (Véase: Partition of Sudan prepares way for further conflicts).
La semana pasada el ministro del Interior de Sudán del Sur Alison Manani Magaya afirmó que Sudán del Norte está proporcionando al LRA apoyo y campos de adiestramiento para preparar ataques fronterizos contra Sudán del Sur desde Uganda. “Tienen un campo de adiestramiento en la frontera entre Western Bahr el Ghazal y Darfur, donde han sido adiestrados y aprovisionados”, declaró Magaya. Añadió que se “reforzarán” 27 puntos de entrada a lo largo de la frontera entre Uganda y Sudán del Sur para hacer frente a la amenaza del LRA.
Los comentarios de Magaya se hacían eco de las observaciones hechas por Hilde Johnson (representante especial del Secretario General de la ONU y el más alto funcionario de la ONU en Sudán del Sur), quien afirmó que el LRA se está desplazando hacia la frontera entre Darfur (Sudán del Norte) y Western Bahr en Ghazal (ahora en Sudán del Sur).
La intervención estadounidense también está dictada por la creciente preocupación acerca de las lealtades del gobierno de Uganda. Según un cable estadounidense filtrado por WikiLeaks, Washington sigue de cerca la creciente influencia económica de China en Uganda. Un cable, fechado el 17 de febrero de 2010, ilustra esta preocupación: “Se siguen acelerando en todos los frentes las relaciones económicas de China con Uganda, lo que convierte a China en uno de los principales inversores extranjeros en el país […]. Un mayor asesoramiento e inversiones chinas en Uganda ha generado un cierto resentimiento debido a la percepción local de que las inversiones chinas favorecen sus propios negocios”.
Uganda también tienen unas cada vez mayores relaciones económicas con Irán. Irán y Uganda han continuado estrechando sus relaciones con el acuerdo por parte de Irán de financiar el sector petrolífero de Uganda. En una reunión celebrada en Teherán en mayo de 2009 el presidente Museveni y el presidente iraní Ahmadinejad se reunieron con altos cargos comerciales iraníes para negociar un acuerdo de incrementar la cooperación económica bilateral. El acuerdo incluía provisiones para la construcción de una refinería de petróleo en Uganda y medidas que permiten que altos cargos ugandeses del petróleo formarse en la Universidad Tecnológica del Petróleo de Teherán.
Fuente: http://www.wsws.org/articles/2011/oct2011/ugan-o17.shtml
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