Antonio Cerrillo | La Vanguardia
La conferencia de Río+20 ha roto los esquemas de funcionamiento tradicional de este tipo de encuentros. Habitualmente, en estas cumbres había un clímax, un crescendo que permitía a lo largo de los días visualizar los grupos de interés, las presiones, la aparición de los diferentes actores y asistir a las acciones de protesta de las organizacines ecologistas especializadas en imaginar la imagen que golpea la conciencia social.
Pero ahora todos los contrapoderes parecen haber desaparecido. Los
derrotados por un acuerdo de antemano poco ambicioso no logran ni hacer
oír su voz. El acuerdo (preacuerdo, borrador de declaración... como se
quiera llamar) se ha impuesto como una losa, desde el primer momento; es
como si la ONU no fuera ya el escenario en el que se visualizan las
diferencias.
La tierra tiene "límites biofísicos", pero el ansia de crecimiento no
quiere poner fronteras al desarrollo. En esta ocasión, en esta
conferencia, las conclusiones han surgido casi antes de que empiece el
desfile de intervenciones ministeriales. El foco de atención ya no se ha
concentrado en la cumbre. El preacuerdo, promovido por Brasil, se gestó
antes de que llegaran los jefes de estado. Es como si la trastienda
hubiera funcionado a la perfección, de manera que a la luz solo surge
aquello que ya se presenta como irremediable, incontrastable.
¿Quién ha tramado este guión? ¿Quién ideó este relato? "La diplomacia
brasileña siempre ha sido reconocida", recuerda Miquel Ortega,
observador de estas conferencias internacionales. "¿Qué van a hacer
ahora los líderes durante estos largos días de discursos?", se pregunta
Ortega. Y lo más terrible es que esta estrategia apaga la voz de la
sociedad civil, cree Ortega. Y que no hay ni rastro de culpables del
fracaso.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dice que el acuerdo no es lo que querían,
que no está a la altura del reto, pero lo da por bueno. Brasil lanza
elogios, autoelogios, sobre el pacto que impone el consenso con el apoyo
de China, India y otras potencias emergentes.
Y ¿Estados Unidos? Sabedor de que lo que se venía encima, es decir,
un acuerdo de mínimos en forma de lugares comunes entronizado por las
potencias emergentes, ha dejado que éstas actúen. Se ha mantenido en
segunda fila. Y logra eludir la imagen tradicional de malo de la
película en las cumbres. Si la Tierra continúa su degradación, ¿es eso
un crimen? ¿Un crimen sin una mano detrás?
Artículo crítico de la declaración desde una perspectiva boliviana: http://roadlogs.rio20.net/es/luces-y-sombras-del-documento-rio20/
Fuente: http://www.lavanguardia.com/medio-ambiente/20120621/54315043117/humo-verde-en-rio-20-pero-humo-al-fin.html
Fuente: http://www.lavanguardia.com/medio-ambiente/20120621/54315043117/humo-verde-en-rio-20-pero-humo-al-fin.html
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