Cuestionar la legitimidad de la deuda sigue siendo clave para romper con el estado actual de las cosas. La deuda es la piedra angular del discurso teconócrata dominante: El pecado original de los países meridionales. A partir de la deuda se justifica una nueva forma de entender Europa.
Este artículo nos demuestra como la anulación de la deuda como instrumento político es un instrumento político utilizado desde muy antiguo.
Eric Toussaint | 24 de agosto
Traducido por Alberto Nadal
Hammurabi, rey de Babilonia, y las anulaciones de deuda
El Código de Hammurabi se encuentra en el Museo del Louvre de París. De
hecho, el término “código” es inapropiado, pues Hammurabi nos legó más
bien un conjunto de reglas y de juicios sobre las relaciones entre los
poderes públicos y los ciudadanos. El reino de Hammurabi, “rey” de
Babilonia (situada en el Iraq actual), comenzó en 1792 antes de J.C. y
duró 42 años. Lo que la mayor parte de los manuales de historia no
señalan es que Hammurabi, como otros gobernantes de las ciudades-estado
de Mesopotamia, proclamó en varias ocasiones una anulación general de
las deudas de los ciudadanos con los poderes públicos, sus altos
funcionarios y dignatarios. Lo que se ha llamado el Código de Hammurabi,
fue escrito probablemente en 1762 antes de J.C. Su epílogo proclamaba
que “el poderoso no puede oprimir al débil, la justicia debe proteger
a la viuda y al huérfano (…) a fin de hacer justicia a los oprimidos”.
Gracias al descifrado de los numerosos documentos escritos en
cuneiforme, los historiadores han encontrado la huella incontestable de
cuatro anulaciones generales de deuda durante el reinado de Hammurabi
(en 1792,1780, 1771 y 1762 antes de J.C.).
En la época de Hammurabi, la vida económica, social y política se
organizaba alrededor del templo y del palacio. Estas dos instituciones,
muy imbricadas, constituían el aparato del estado, el equivalente a
nuestros poderes públicos de hoy, en los que trabajaban numerosos
artesanos y obreros, sin olvidar los escribas. Todos eran alojados y
alimentados por el templo y el palacio. Recibían raciones de
alimentación que les garantizaban dos comidas completas por día. Los
trabajadores y los dignatarios del palacio eran alimentados gracias a la
actividad de un campesinado al que los poderes públicos proporcionaban
(alquilaban) tierras, instrumentos de trabajo, animales de tiro, ganado,
agua para el riego. Los campesinos producían en particular cebada (el
cereal de base), aceite, frutas y legumbres. Tras la cosecha, los
campesinos debían entregar una parte de ella al estado como alquiler. En
caso de malas cosechas, acumulaban deudas. Además del trabajo en las
tierras del templo y del palacio, los campesinos eran propietarios de
sus tierras, de su vivienda, de su rebaño y de los instrumentos de
trabajo. Otra fuente de deudas de los campesinos estaba constituida por
los préstamos concedidos a título privado por altos funcionarios y
dignatarios a fin de enriquecerse y de apropiarse los bienes de los
campesinos en caso de no pago de esas deudas. La imposibilidad en la que
se encontraban los campesinos de devolver las deudas podía llevar
igualmente a su reducción a la esclavitud (miembros de su familia podían
igualmente ser reducidos a la esclavitud por deudas). A fin de
garantizar la paz social, en particular evitando un deterioro de las
condiciones de vida de los campesinos, el poder anulaba periódicamente
todas las deudas |1| y restauraba los derechos de los campesinos.
Las anulaciones generales de deuda se han escalonado en Mesopotamia a lo largo de 1000 años
Las proclamaciones de anulación general de deudas no se limitaron al
reino de Hammurabi: comenzaron antes de él y se prolongaron después de
él. Se tiene la prueba de anulaciones de deuda que se remontan al año
2400 antes de J.C., es decir seis siglos antes del reino de Hammurabi,
en la ciudad de Lagash (Sumer), los más recientes se remontan a 1400
antes de J.C., en Nuzi. En total, los historiadores han identificado con
precisión una treintena de anulaciones generales de deuda en
Mesopotamia entre 2400 y 1400 antes de J.C. Se puede seguir a Michael
Hudson |2|
cuando afirma que las anulaciones generales de deuda constituyen una
de las características principales de las sociedades de la Edad del
Bronce en Mesopotamia. Se encuentran por otra parte en las diferentes
lenguas mesopotamicas expresiones que designan estas anulaciones para
borrar la deuda y poner las cuentas a cero: amargi en Lagash (Sumer), nig-sisa en Ur, andurarum en Ashur, misharum en Babilonia, shudutu en Nuzi.
Estas proclamaciones de anulación de deuda eran ocasión de grandes
festividades, generalmente en la fiesta anual de la primavera. Bajo la
dinastía de la familia de Hammurabi fue instaurada la tradición de
destruir las tabletas sobre las que estaban inscritas las deudas. En
efecto, los poderes públicos tenían una contabilidad precisa de las
deudas en tabletas que eran conservadas en el templo. Hammurabi muere en
1749 antes de J.C., tras 42 años de reinado. Su sucesor, Samsuiluna,
anula todas las deudas con el estado y decreta la destrucción de todas
las tabletas de deudas salvo las que se refieren a deudas comerciales.
Cuando Ammisaduqa, el último gobernante de la dinastía Hammurabi,
accede al trono en 1646 antes de J.C., la anulación general de las
deudas que proclama está muy detallada. Se trata manifiestamente de
evitar que ciertos acreedores se aprovechen de algunos fallos. El
decreto de anulación precisa que los acreedores oficiales y los
cobradores de impuestos que han expulsado campesinos deben indemnizarles
y devolverles sus bienes bajo pena de ser ejecutados. Si un acreedor ha
acaparado un bien por presión, debe restituirlo y/o pagarlo por entero,
si no lo hace es condenado a muerte.
Como consecuencia de este decreto, se pusieron en pie comisiones a
fin de revisar todos los contratos inmobiliarios y eliminar los que
estaban afectados por la proclamación de anulación de deuda y de
restauración de la situación anterior, statu quo ante. La puesta
en práctica de este decreto era facilitado por el hecho de que, en
general, los campesinos espoliados por los acreedores continuaban
trabajando en sus tierras aunque éstas se hubieran convertido en
propiedad del acreedor. A partir de ahí, anulando los contratos y
obligando a los acreedores a indemnizar a las víctimas, los poderes
públicos restauraban los derechos de los campesinos. La situación se
degradará un poco más de dos siglos más tarde.
Los límites de los actos de anulación de las deudas
En Mesopotamia, durante la Edad del Bronce, los esclavos por deudas
eran liberados pero no los demás tipos de esclavos (en particular los
que eran prisioneros de guerra).
Los actos de anulación de deuda no deben ser presentados como
decisiones que hicieran progresar la emancipación social, se trataba de
restaurar el orden anterior, que incluía numerosas formas de opresión.
Sin embargo, sin embellecer la organización de estas sociedades de hace
3000 a 4000 años, hay que subrayar que los gobernantes intentaban
mantener una cohesión social evitando la constitución de grandes
propiedades privadas, tomando medidas para que los campesinos
mantuvieran un acceso directo a la tierra, limitando el aumento de las
desigualdades, vigilando el mantenimiento y el desarrollo de los
sistemas de riego. Michael Hudson subraya, por otra parte, que la
decisión de declarar la guerra correspondía a la asamblea general de los
ciudadanos y que el “rey” no tenía el poder de tomar la decisión.
Parece que, en la cosmovisión de los mesopotamios de la edad del
bronce, no hubo creación original por un dios. El gobernante (ruler),
confrontado al caos, reorganizó el mundo para restablecer el orden
normal y la justicia.
Después de 1400 antes de J.C., no se ha encontrado ningún acto de
anulación de deuda. Las desigualdades se reforzaron y desarrollaron
fuertemente. Las tierras fueron acaparadas por grandes propietarios
privados, la esclavitud por deudas se enraizó. Una parte importante de
la población emigró hacia el noroeste, hacia Canaan con incursiones
hacia Egipto (los faraones se quejaban por ello).
A lo largo de los siglos que siguieron, considerados por los
historiadores de Mesopotamia como tiempos obscuros (Dark Ages) -a causa
de la reducción de las huellas escritas-, se tienen sin embargo pruebas
de luchas sociales violentas entre acreedores y endeudados.
Egipto: la piedra Rosetta confirma la tradición de las anulaciones de deuda
La piedra Rosetta de la que se apropiaron miembros del ejército
napoleónico en 1799 durante la campaña de Egipto fue descifrada en 1822
por Jean-François Champollion. Se encuentra hoy en el British Museum en
Londres. El trabajo de traducción fue facilitado por el hecho de que la
piedra presenta el mismo texto en tres lenguas: el egipcio antiguo, el
egipcio popular y el griego del tiempo de Alejandro Magno. El contenido
de la piedra Rosetta confirma la tradición de la anulación de las deudas
que se instauró en el Egipto de los faraones a partir del siglo VIII
antes de J.C., antes de su conquista por Alejandro Magno en el siglo IV
antes de J.C. Se lee en ella que el faraón Ptolomeo V, en 196 antes de
J.C., anuló las deudas debidas al trono por el pueblo de Egipto y más
allá.
Aunque la sociedad egipcia del tiempo de los faraones fuera muy
diferente de la sociedad mesopotámica de la Edad del Bronce, se
encuentra la huella evidente de una tradición de proclamación de
amnistía que precede a las anulaciones generales de deuda. Ramsés IV
(1153-1146 antes de J.C.) proclamó que quienes huyeron podían volver al
país. Quienes estaban encarcelados eran liberados. Su padre Ramsés III
(1184-1153 antes de J.C.) hizo igual. Hay que señalar que en el 2º
milenio, parece que no había esclavitud por deudas en Egipto. Los
esclavos era prisioneros de guerra. Las proclamaciones de Ramsés III y
IV concernían a la anulación de los atrasos de impuestos debidos al
faraón, la liberación de los presos políticos, la posibilidad para las
personas condenadas al exilio de volver al país.
Solo a partir del siglo VIII antes de J.C. se encuentran en Egipto
proclamaciones de anulación de deudas y de liberación de los esclavos
por deudas. Es el caso del reinado del faraón Bocchoris (717-711 antes
J.C.), cuyo nombre fue helenizado.
Una de las motivaciones fundamentales de las anulaciones de deuda era
que el faraón quería disponer de un campesinado capaz de producir
suficientes alimentos y disponible cuando fuera necesario para campañas
militares. Por estas dos razones, era necesario evitar que los
campesinos fueran expulsados de sus tierras por la influencia de los
acreedores.
En otra parte de la región, se constata que los emperadores sirios
del primer milenio antes de J.C. adoptaron igualmente la tradición de
anulación de las deudas. Lo mismo ocurrió en Jerusalén, en el siglo V
antes de J.C. Como prueba, en 432 antes de J.C., Neemías, ciertamente
influenciado por la antigua tradición mesopotámica, proclama la
anulación de las deudas de los judíos endeudados hacia sus ricos
compatriotas. Es en esa época cuando se redacta la Torah. La tradición
de las anulaciones generalizadas de deuda formará parte de la religión
judía y de los primeros textos del cristianismo vía el Levítico que
proclama la obligación de anular las deudas cada siete años y en cada
jubileo, es decir, cada 50 años.
Conclusión
Hoy, la devolución de la deuda constituye innegablemente un tabú. Es
presentada por los jefes de estado y de gobierno, los bancos centrales,
el FMI y la prensa dominante como inevitable, indiscutible, obligatoria.
Los ciudadanos y ciudadanas deberían resignarse al pago de la deuda. La
única discusión posible es sobre la forma de modular el reparto de los
sacrificios necesarios a fin de conseguir suficientes medios
presupuestarios para mantener los compromisos tomados por la nación
endeudada. Los gobiernos que han pedido prestado han sido elegidos
democráticamente, los actos que han realizado son por tanto legítimos.
Hay que pagar.
Es esencial atravesar la pantalla de humo de la historia contada por
los acreedores y restablecer la verdad histórica. Anulaciones
generalizadas de deuda han tenido lugar de forma repetida en la
historia. Esas anulaciones corresponden a diferentes contextos. En el
caso que acabamos de evocar, las proclamaciones de anulación
generalizada de deuda eran tomadas a iniciativa de gobernantes
preocupados por preservar la paz social. En otros casos, las anulaciones
fueron resultado de una lucha social exacerbada por la crisis y el
ascenso de las desigualdades. Es el caso de Grecia y Roma antiguas.
Otros escenarios hay que tomar en cuenta también: la anulación de deuda
decretada por países endeudados que plantean un acto soberano
unilateral, la anulación de deuda concedida por los vencedores a un país
vencido o/y aliado... Una cosa es cierta: a escala histórica, la deuda
juega un papel motor en numerosas grandes conmociones sociales y
políticas.
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