A continuación os dejamos una entrevista a Eric Toussaint. No es la primera vez que públicamos sus artículos o declaraciones pero ahora es más necesario que nunca escuchar a este luchador incansable por la reparación y liberación de los países del "tercer mundo" de la deuda externa. Ahora su lucha también se concentra en los PIGS, paises azotados por la deuda externa en la misma Europa.
LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL |
Túnez |
28/03/2013 | Público.es
Si alguien conoce el funcionamiento y la importancia de la deuda
soberana en el actual modelo económico mundial es Éric Toussaint. Doctor
en Ciencias Políticas por la Universidad de Liège y la de París VIII,
es además presidente del Comité para la Anulación de la Deuda en el
Tercer Mundo (CADTM) y
miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial desde su
nacimiento en Porto Alegre en 2001. Esta semana se ha trasladado hasta
la ciudad de Túnez para la celebración de su decimotercera edición, en
la que ha recobrado fuerza gracias al impulso de la Primavera Árabe.
En
un momento fundamental para los países del Magreb, en el que los nuevos
gobiernos islamistas tratan de mostrarse como solventes socios ante
Occidente, Toussaint se encuentra en Túnez reunido con representantes de
todo el campo de la izquierda árabe con la mirada puesta en el
horizonte de América Latina, donde varios gobiernos se negaron a pagar
la deuda y salir de la senda de la austeridad. Desde allí explica a Público el momento por el que atraviesa en este momento la crisis económica a ambos lados del Mediterráneo.
Frente
a la actual crisis de la deuda soberana usted apuesta por realizar una
auditoría y no pagar la deuda ilegítima. ¿Qué parte de la deuda habría
que considerar como tal?
Es una tarea sencilla, hay criterios muy
claros. En el caso de Grecia más de la mitad de su deuda es con la
Troika, 170.000 millones de euros. Es totalmente ilegítima y debe ser
declarada nula porque ha sido impuesta por organismos que no representan
a los ciudadanos griegos. Ni siquiera los memorándum fueron tratados
democráticamente en el Parlamento; se aprobaron bajo el chantaje del
Fondo Monetario Internacional (FMI) sin posibilidad de enmendar los
documentos. Son unas condiciones que representan una violación de los
derechos económicos y sociales de la población. Portugal e Irlanda se
ajustan también a este esquema.
En el caso español todavía no ha
habido memorándum, pero toda la deuda generada por el rescate bancario
ha de considerarse ilegítima. Puede ser una decisión legal, porque la ha
tomado el propio gobierno, pero no es legítima, porque fuerza a la
ciudadanía a asumir las deudas generadas por la burbuja inmobiliaria y
la crisis de la banca.
El Foro Social Mundial que acoge Túnez ha
situado la deuda como uno de los principales debates por la propia
situación del país después de la Primavera Árabe. ¿Qué características
tiene la deuda tunecina?
Ha sido contraída por un régimen
dictatorial, por lo que no solamente es ilegítima sino que es odiosa. Se
trata de una deuda pública externa hacia acreedores que son tanto
países como el FMI y acreedores privados que han sido cómplices de Ben
Alí. Por lo tanto, la movilización popular que tiene lugar estos días ha
de hacer ver al gobierno que ha de repudiar el pago.
Desde
un plano más amplio, ¿qué estrategias están siguiendo estos acreedores
en los países árabes donde se han derrocado a las dictaduras, como
Egipto o Libia?
La estrategia del FMI y las demás instituciones es
brindar un apoyo a estos gobiernos para asegurar el pago. Otorgar
créditos para comprometer a los nuevos gobiernos con acuerdos que
refuerzan el modelo neoliberal exportado que implica seguir precarizando
el mercado de trabajo en estos países. Adoptan un discurso
revolucionario, afirmando que apoyan los procesos democráticos
financiando a los gobiernos y éstos aceptan y adoptan los planes de
ajuste que les exigen. Las fuerzas islamistas, como Ennahda en Túnez y
los Hermanos Musulmanes en Egipto, son sumamente neoliberales. No van a
poner en riesgo el modelo económico financiero en el que ganan las
grandes empresas transnacionales.
¿Qué
cambios ha habido en el sistema de mercado mundial para que el centro de
la deuda se haya trasladado desde el Tercer Mundo a los países del Sur
de Europa?
Hay una diferencia importante entre la situación en los
años 80 y 90 cuando el epicentro de la crisis de la deuda estaba en los
países del sur y la situación actual, en la que desde 2008 se sitúa en
Europa. Es el resultado de la explosión de deuda privada generada por la
crisis bancaria y posteriormente transformada en deuda pública.
La diferencia fundamental es que a partir de 2003 y 2004 subieron los
precios de las materias primas que exportan los países del sur, como
China, lo que les permitió aumentar sus reservas nacionales. Varios de
ellos se deshicieron de la deuda pagando por adelantado con las reservas
acumuladas producidas por el petróleo.
En el norte tuvimos una
explosión de la deuda privada producida por la quiebra de los grandes
bancos como Lemman Brothers, combinada con la explosión de la burbuja
inmobiliaria, que desembocó en una crisis tremenda en el norte. Fue una
crisis que generó una deuda privada que con los rescates bancarios se
transfirió a los Estados. Los gobiernos europeos decidieron socializar
las pérdidas del sector bancario.
Con
el aumento de la deuda pública en Europa y la consecuente aplicación de
planes de austeridad para rebajar el déficit público, ¿qué le espera al
Sur de Europa en los próximos años?
Vamos a conocer una
profundización de la crisis económica. Las consecuencias son más
devastadoras en los llamados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y
España), pero no hay ninguna duda de que los países más fuertes como
Francia, Alemania o Bélgica también están en una situación de extrema
gravedad.
Quedan aún diez o quince años de crisis, pues las
políticas de los gobiernos que se pliegan a los intereses privados no
son las adecuadas para revertir esta situación. La política actual de
reducción del gasto público, congelación de salarios y servicios
sociales tendrá un efecto muy fuerte en términos de reducción de las
rentas.
¿Son los países latinoamericanos que se negaron a pagar la deuda, como Ecuador y Argentina, un ejemplo a seguir para Europa?
Es
fundamental que los ciudadanos desde los movimientos sociales intenten
realizar auditorías de la deuda, desde abajo. Esto es importante como
instrumento de organización de las bases y como campaña masiva para
hacer cambiar la percepción de la gente, pues desde la banca, las
instituciones internacionales y los medios de comunicación que controlan
construyen una falsa idea de que el déficit público es consecuencia del
despilfarro en gastos sociales y un excesivo Estado del Bienestar. Una
auditoría ciudadana no se limita a hacer un análisis, sino que sirve
para provocar la movilización que exija la suspensión del pago de la
deuda ilegítima.
Un ejemplo es el de Ecuador, donde durante años
los movimientos populares hicieron auditorías desde las bases y
posteriormente lograron que un gobierno, el de Correa, decidiera auditar
y suspender el pago de la deuda ilegítima.
Creo que en nuestra situación en Europa la prioridad es la auditoría
ciudadana. Si un gobierno como el de Rajoy, Merkel o Samaras hiciera una
auditoría sólo serviría para legitimar el pago completo. Y este ejemplo
podría concretarse en Grecia si Syriza ganara las elecciones. Desde el
gobierno podrían suspender el pago, auditar la deuda y decidir qué parte
hay que repudiar.
¿Qué escenario se abriría en Grecia si se negara a pagar la deuda?
Es
totalmente posible para un gobierno de izquierdas en Europa llevar a
cabo esta tarea si toma las medias políticas adecuadas. Éstas serían
suspender el pago combinado con la suspensión de los memorándum de la
Troika, control de movimientos de capitales, socilización de la banca
privada, una fuerte reforma tributaria para que paguen los que más
tienen, persecución del fraude fiscal y la reducción de impuestos sobre
la ciudadanía como el IVA.
En cuanto al euro, quedaría en la
Comisión Europea decidir la expulsión o no. Mientras, habría que
incentivar la producción agropecuaria y la industria ligera y la
creación de empleo por parte del gobierno. Esto tendría un efecto
positivo porque el ejemplo podría correr por el resto de Europa y los
ciudadanos verían que es posible desobedecer.
Por eso, la
responsabilidad histórica de Syriza es muy grande. Si en el gobierno no
tomara este tipo de medidas la gente que votó con una perspectiva de
cambio perdería la esperanza, con una crisis que seguiría perjudicando a
las mayorías, y en ese momento organizaciones como Amanecer Dorado
tendría un camino directo para conquistar a un amplio sector de la
población y habría un proceso de tipo fascista en Grecia. Es el peor
escenario, pero no es descartable.
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