Nos situamos el 26 de setiembre de 2014, en el estado de
Guerrero en México, el estado con más cárteles del país. Los estudiantes de la Escuela Normal Rural de
Ayotzinapa regresaban con autobuses de una manifestación estudiantil. En su
paso por la localidad de Iguala un grupo policías y hombres enmascarados y
armados atacaron los autobuses y dejaron 6 muertos y 43 desaparecidos. Antes
que aparecieran comunicados oficiales, la red se llenó de mensajes exigiendo la
aparición de los 43 estudiantes.
Mientras el gobierno de Peña Nieto restaba importancia a los
hechos, la ciudadanía empezó a moverse mediante plataformas como Facebook y
Twitter. Se organizaron brigadas para buscar a los desaparecidos, los mensajes
de apoyo a los familiares llenaron la red y activistas y periodistas buscaron
información sobre quiénes eran los desaparecidos: se pusieron nombres y
apellidos a las víctimas.
Tras meses de incertidumbre una parte de las investigaciones
concluyeron que el alcalde y la policía de Iguala y el gobernador del estado de
Guerreo tuvieron relación directa con el ataque a los autobuses junto con uno
de los cárteles más activos del estado. Aún así la relación entre autoridades y
cárteles no es extraña en México, de hecho las desapariciones y las muertes
relacionadas con el narcotráfico son constantes: en menos de diez años han
muerto más de cien mil personas y más de 23 mil han desaparecido de manera poco
clara.
Guiomar Rovira, especialista en redes digitales, movimientos
sociales y comunicación, nos cuenta, en Activismoen red y multitudes conectadas. Comunicación y acción en la era de Internet,
como influyeron la red y la gente en el caso de Iguala.
La multitud conectada empezó a utilizar hashtags como
#FueElEstado para culpar el gobierno a través de las redes sociales y para dar
a conocer la noticia alrededor del mundo: #Ayotzinapasomostodos, #TodosSomosAyotzinapa
y #EPNBringThemBack, fueron los más usados; el último llegó a tener 111 mil
menciones en un solo día. A través del hashtag #AccionGlobalAyotzinapa se convocó
una gran marcha en Ciudad de México y artistas y activistas empezaron a colgar
dibujos en Internet utilizando este hashtag. Además, las redes dieron la
oportunidad a familiares y testigos de contar a todo el mundo lo ocurrido. Y es
que quién quisiera podía poner su grano de arena desde la red: la gente se hizo
fotos con carteles de apoyo, intelectuales y artistas se posicionaron del lado
de las víctimas y se firmaron peticiones y cartas a través de portales como
Change o Avaaz.
Pero los hashtags con más repercusión empezaron a raíz de
una rueda de prensa que dió el Procurador General de la República para contar
los resultados de las investigaciones. Ante las insistentes preguntas de los
periodistas el procurador dijo: “Ya me cansé” y rápidamente Anonymus México
publicó en su cuenta de Twitter un vídeo mostrando los hechos. El hashtag
#YaMeCanse tuvo 4.200.605 menciones hasta que cayó por un ataque masivo organizado
por el gobierno mexicano tras 26 días seguidos de trending topic.
Inmediatamente la red buscó una solución para no perder el hashtag y le añadió
un número: #YaMeCanse2, que se utilizó 1.237.773 veces. El 22 de diciembre del
mismo año el hashtag había evolucionado a #YaMeCanse10 a causa de los
insistentes ataques y había tenido, en total, unas 6.887.187 menciones. El 5 de
enero de 2015 se llegó al #YaMeCanse20.
Activismo en red ymultitudes conectadas. Comunicación y acción en la era de Internet es un
libro que recorre las últimas décadas de las tecnologías digitales a través de
diferentes ejemplos que van des de los años noventa hasta la ocupación de las
plazas de muchas ciudades del mundo por parte de la ciudadanía. El caso de los
43 estudiantes desaparecidos en México es solo un ejemplo de como las redes
pueden influir en la sociedad y denunciar y sacar a la luz los abusos de poder
y las injusticias de las autoridades.
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