Con la nacionalización de parte de la compañía petrolera YPF por parte del gobierno argentino se resolvió una privatización repleta de irregularidades y una relación de neocolonialismo altamente injusta. Ahora viene la duda. ¿Que hará el gobierno argentino? ¿Existirá una auténtica redistribución de los beneficios de YPF? ¿Existirá un control democrático de la empresa? Todos estos interrogantes sumados a la posible extracción mediante el método, altamente contaminante, de la fracturación hidráulica nos lleva a ver luces y sombras en todo este proceso.
Estela Knez | Rebelion.org
Detrás de la euforia con que se ha presentado la expropiación del 51 %
de las acciones de Repsol YPF, aparecen más dudas que certezas. Algunos
festejan la medida, pensando que ahora el petróleo será de todos al
quedar YPF en manos del estado, reteniendo la mayoría accionaria, y por
lo tanto se habrá recuperado soberanía.
Pero en verdad,
lo que se nacionalizó es el 15 % del petróleo, porque YPF explota el 30
% del total. Por otra parte, no hay que olvidar que este gobierno
nacional y los gobiernos provinciales, son los mismos que en los 90
defendieron la política privatista de Menem. Fue la propia CFK la
principal motorizadora de esta política en su provincia allá por 1992.
Cómo se puede cambiar tan fácilmente de opinión, sin dar explicación
alguna? Qué garantías y seguridad ofrecen cuando aparece semejante
ambigüedad?
Hace menos de una año esta misma Presidenta felicitaba a Eskenazi por el desempeño de YPF.
Desde
estas líneas no se está en contra de la expropiación y recuperación
decididas. Lo que sí se cuestiona es la forma, los actores y el futuro
de YPF.
Después de 9 años, imprevistamente surge la necesidad de
corregir los errores en la política energética y por eso se expropia la
empresa?. Habría que agregar que la nacionalización de YPF se da justo
en el marco de negociaciones entre Repsol y Sinopec, empresa petrolera
china que ya opera en el país, la cual estaba pronta a comprar el
paquete accionario de Repsol. El interés de los chinos se debe al
megayacimiento de gas y petróleo no convencional, recientemente
descubierto en Vaca Muerta (Neuquén), el cual abarca aproximadamente
30000 Km. cuadrados, que nos convierte en el tercer país, detrás de EEUU
y China, en reservas de gas no convencional, también conocido como
Shale Gas.
Lo cierto es que Argentina no cuenta con los recursos
económicos para la exploración y explotación del megayacimiento, por lo
que deberá acudir al sector privado, es por ello que De Vido procura
seducir a Sinopec. Hay también otras empresas ávidas por participar del
negocio, como Exxon Mobil y Chevron.
Hay que agregar además, que
el Ceo que dirigirá la nueva empresa estatizada es Miguel Galuccio,
ingeniero que en los 90 trabajó en YPF, llevado por José Estenssoro, y
luego lo hizo en México en la empresa Schlumberger, dedicada a la
provisión de servicios de exploración y perforación a empresas
petroleras. Schlumberger es la compañía prestadora para campos
petrolíferos más importante en el mundo, que opera en más de 80 países.
No
resulta sugestiva la designación de un profesional proveniente de una
empresa dedicada a la perforación, justo cuando en poco tiempo deberá
explotarse el shale gas y shaleoil en Vaca Muerta? Algo que la prensa no
ha informado, es el método usado para extraer gas y petróleo no
convencional y los impactos ambientales, afectación a los ecosistemas y
la salud.
Este tipo de gas y petróleo, también conocidos como “de
esquisto” o “pizarra”, se encuentran en rocas muy poco permeables, y
para su extracción debe emplearse el método de Fracking -o fractura
hidráulica- y perforación horizontal, para lo cual se requieren grandes
cantidades de agua mezcladas con arena a gran presión, para que el gas
pueda liberarse, además de la utilización de alrededor de 600 sustancias
químicas (benceno, tolueno, xileno, etc.) altamente contaminantes.
Hasta
el momento, solo EEUU explota en forma intensiva estos recursos, pero
con una fuerte oposición social por los escandalosos casos de
contaminación de acuíferos, que ha llevado a que en algunos lugares,
como Buffalo (New York) y Pittsburgh (Pensilvania) se prohíba esta
actividad.
En tanto en Francia, en 2011 se ha vedado por ley este
tipo de explotación basándose en los riesgos para la salud y el
ambiente que conlleva.
Hay que aclarar que el método Fracking, es
cualitativamente distinto al usado para la extracción de gas natural,
pues implica impactos ambientales muy elevados, tales como:
-Riesgos
químicos: Por uso de sustancias toxicas, muchas de ellas cancerígenas,
mutagénicas, disruptores endocrinos, en tanto otras, responsables de
alergias y de daños en el sistema nervioso. Estas sustancias pueden
contaminar aguas superficiales, profundas, y también el aire.
-Posibles derrames
-Transporte y almacenamiento de sustancias que se utilizan en la fractura hidráulica.
-Contaminación sonora por las constantes perforaciones.
-Incremento del transporte de camiones en rutas y caminos.
-Uso
excesivo de agua durante la fractura hidráulica para enfriar, lubricar y
extraer la tierra durante la perforación y después para la inyección de
agua presurizada.
-Posibilidad de terremotos de baja intensidad.
La
extracción del shale gas y del oil gas, pronto se pondrá en marcha
respondiendo, una vez mas, a la lógica extractivista y productivista,
porque para extraer este recurso no renovable, se requiere de otro que
es vital para todos, el AGUA, que será utilizada en grandes cantidades,
envenenada con sustancias químicas, capaz de contaminar cualquier
ecosistema. De manera que se pone en riesgo el territorio, sacrificado
para tal práctica, al igual que los habitantes.
Es necesario así como se dice NO A LA MEGAMINERIA, NO A LA SOJA, también decir NO AL GAS NO CONVENCIONAL, porque las consecuencias serán irreversibles.
Estela Knez es bióloga
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