Hablamos con Susan George, analista política
J. Marcos / Mª Ángeles Fernández, desde Florencia
A sus casi 80 años, Susan George es todavía hoy una de las
voces más reputadas del movimiento alterglobalización del que es
pionera. La filósofa y analista política franco-estadounidense participa
en los debates sobre la crisis europea y las políticas de austeridad
del Foro Social Europeo Firenze 10+10. Desde allí critica que los
organismos europeos ignoren la lucha por conseguir otra Europa. Asegura
que «tenemos las soluciones, pero no tenemos el poder».
Conocida por muchos como autora del libro Informe Lugano,
donde desveló las estrategias de supervivencia del capitalismo, su
currículum es extenso: presidenta de honor de ATTAC-Francia (Asociación
por una Tasa sobre las Transacciones especulativas para Ayuda a los
Ciudadano), investigadora del Transnational Institute, doctora honoris
causa por la Universidad de Newcastle y por la Uned, además de
consultora de diversas agencias de Naciones Unidas.
euroXpress.-¿Qué resultados esperas del Foro Social Europeo Firenze10+10?
Susan George.- Espero que se tomen muchas decisiones prácticas. La
gente no debe parar de protestar y manifestarse en el contexto nacional.
Tienen que seguir haciéndolo porque no es suficiente y porque la
Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, junto al resto de
organismos europeos, simplemente nos ignoran; ignoran la lucha unida de
los europeos por otra Europa. Lo más importante es precisamente actuar
como europeos, que es perfectamente compatible con actuar como griegos,
como italianos, como españoles o como franceses.
eXp.-Hace diez años que este mismo Foro se reunió por vez
primera en Florencia. Cerca de 60.000 personas apoyaron y participaron
en aquellos debates, mientras que en esta ocasión apenas se supera el
millar. ¿Se puede hablar de una decepción?
S.G.-Estuve en este mismo lugar hace diez años y llevo diciendo lo
mismo durante toda esta década, pero las cosas llevan su tiempo. No
podemos comparar ambos momentos porque en 2002, cuando se celebró el
primer Foro Social Europeo, acababan de sucederse dos Foros Sociales
Mundiales en Brasil que tuvieron una enorme trascendencia social. Era
además un período en el que se estaba de acuerdo con el concepto de Foro
Social Europeo como un espacio de debate y discusión de la ciudadanía;
un espacio del que salieron cerca de un centenar de proposiciones y que
fue muy fructífero a la hora de construir redes sobre temas como agua,
comercio justo, derechos sociales y justicia medioambiental. La idea de
reunirse para discutir múltiples posibilidades y finalmente no tomar
ninguna decisión, salvo en temas muy concretos y específicos, que además
no se tomaban en grupo, se ha perdido. En Florencia tenemos que decidir
actuar juntos en el futuro, eligiendo los mismos días en toda Europa.
eXp.-¿Qué futuro esperas con las políticas de austeridad que aplican los Gobiernos europeos?
S.G.-Nunca digo si soy optimista o pesimista. Pero tengo esperanza en
un futuro con otro modelo. Las políticas de austeridad son muy reales
pero no son la solución de ninguna de las maneras.
eXp.-En tu libro Sus crisis, nuestras soluciones
analizas las soluciones a un mundo que entiendes gobernado a la inversa
de como dicta el sentido común. Propones un New Deal verde que englobe
energías limpias, transporte público, respeto al medio ambiente, etc.
¿Cómo poner en práctica todas estas medidas?
S.G.-Tenemos las soluciones pero no tenemos el poder de llevarlas a
cabo. Los bancos no están por la labor; hay un 25 por ciento más de
transacciones financieras (cerca de cuatro trillones de dólares cada
día) que en 2007, pero solamente reciben tasas una de cada diez mil. Hay
que mirar dónde está actualmente el dinero y cómo nosotros no tenemos
acceso a ese dinero. En otras palabras, lo primero que tenemos que hacer
es ir donde está el dinero, mediante tasas para las transacciones,
mediante el control a los bancos (lo que implica la socialización),
mediante inversión en pequeñas y medianas empresas… Los bancos ya no
hacen de bancos, han dejado de interactuar con los hogares y con las
pequeñas y medianas empresas. Tenemos que forzarles a que lo hagan, pues
los pequeños y medianos negocios son los que soportan el 85 por ciento
del empleo en Europa. He leído los aburridos informes sobre crédito que
cada tres meses publica el Banco Central Europeo, en los que pregunta a
131 bancos europeos cuáles son las condiciones para el crédito; durante
doce trimestres consecutivos han estado escribiendo cómo se agotan los
créditos. No podemos seguir así. Si las empresas no pueden conseguir
créditos, porque ellos consideran que no son estables, es porque están
dando vueltas y vueltas sobre las grandes compañías, que usan a los
bancos como segundo proveedor. Tenemos que forzar a los bancos a que den
créditos, para que se creen trabajos, por ejemplo, mediante bonos
europeos y transacciones ecológicas… Hay muchas maneras de ir donde está
el dinero, no sólo poner tasas a los ricos.
eXp.-¿Y cómo se logra que vuelva a fluir el crédito, para que
efectivamente llegue a la ciudadanía además de a las pequeñas y
medianas empresas?
S.G.-No tenemos que convencer ni a políticos ni a banqueros. Tenemos
que obligarles y forzarles. Nunca se dejarán convencer. Siempre se
resistirán a ello. Tienen que ser forzados y no sé si eso va a ser
posible, porque ni lo hemos intentado. En caso de que no podamos hacerlo
vamos a perder dinero; habrá menos inversión, menos trabajo, más
recesión y más políticas de extrema derecha. En Europa quizá tengamos
entonces una serie de gobiernos fascistas. Estoy muy preocupada.
eXp.-¿Qué espacio tiene la izquierda en este contexto?, ¿su discurso está agotado?
S.G.-Veo una izquierda capaz de liderar y en la que se puede creer.
Es por ejemplo la izquierda que representa Syriza en Grecia o la que
representa Front de Gauche en Francia, a quienes por cierto voté. Hay
unos pocos movimientos en el mismo sentido. Hay algo de vida en la
izquierda, pero hemos perdido una enorme cantidad de tiempo.
eXp.-¿Cómo valoras la actual situación por la que atraviesa España?
S.G.-No sé todavía por qué los españoles votaron a Rajoy. Demuestra
que es relativamente sencillo convencer a la gente para que vote contra
sus propios intereses. Zapatero suspendió y probablemente no era la
solución. Si haces que la gente piense que el problema es la
competitividad, entonces todas las respuestas que den a posibles
problemas serán erróneas.
Entrevista publicada en euroeXpress
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