La revolución sandinista de Nicaragua fue referente en todo el mundo. Un ejemplo que el pueblo era capaz de tumbar la injusticia y el imperialismo por muy poderoso que fuese el enemigo. Dentro de estas luchas de liberación (Cuba, Nicaragua, El Salvador, Mozambique, Angola...) se dio otro hecho revolucionario: el protagonismo creciente de la mujeres dentro de los movimientos transformadores. Este es el caso de Leticia Herrera "Miriam" comandante del FSLN y testimonio de la compleja historia política de su país.
Este lunes estarà con nostoros en Barcelona para presentar sus memorias.
Las mujeres del Diciembre Victorioso
Leticia Herrera Sánchez nace el 11 de marzo del año 1949 en Costa Rica, donde vive hastasu adolescencia. Su padre era un obrero nicaragüense
que colaboraba con el Frente Sandinista de Liberación Nacional en aquel
país.Mientras realiza estudios en la Universidad Patricio Lumumba, en la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, es reclutada para el FSLN en
el año 1968. Recibe entrenamiento militar en Palestina y regresa a
Nicaragua en 1970, incorporándose al trabajo organizativo clandestino.
En 1974 forma parte del Comando Juan José Quezada que asalta la casa de José María Castillo. En febrero de 1976 es responsable del trabajo del Frente en el
Regional Masaya. En 1977 integra el Frente Norte y en la insurrección de
1979 es miembro del Estado Mayor Occidental Rigoberto López Pérez.
En los años ochenta, es Coordinadora Nacional de los Comités de Defensa
Sandinistas (CDS). Diputada de 1985 a 1996 y Vicepresidente en la Asamblea Nacional entre 1985-1990. Es licenciada en Derecho y a la fecha, trabaja en la Corte Suprema de Justicia.
Entre los años 1967 y 1970, cayeron combatiendo o asesinados
valiosísimos dirigentes del FSLN, mientras otros eran encarcelados. A
finales de 1970, en medio de una coyuntura de intensa represión, la
conducción del Frente Sandinista decide entrar a un período que se
denominó de acumulación de fuerzas en silencio.
Dicha etapa duró hasta el 27 de diciembre de 1974, cuando se produce
el asalto a la casa de Chema Castillo. La operación permitió alcanzar,
luego de un proceso de intensa negociación, la liberación de cuadros de
la organización de las cárceles somocistas. Se constituyó en una gran
victoria política para el FSLN.
En las acciones militares de 1963, en Patuca, y en los numerosos
asaltos de esos años, no participa ninguna mujer. En Pancasán estuvo
Gladys Báez “Adelita”. Pero es en la Operación Diciembre Victorioso en
donde vemos ya una representación significativa de mujeres. Una de las
tres mujeres que integraron el comando sandinista, es Leticia Herrera,
conocida con los seudónimos de “Vicky” y “Miriam”.
Mónica: Leticia, sos una mujer que muy poco habla de sí misma.
He revisado un poco tu historia y encuentro que desde muy temprano te
integrás a la lucha. Recibiste entrenamiento en explosivos, pero además
participás en tareas organizativas clandestinas durante muchos años. Te
agradezco tu presencia en mi programa, aunque sea por un espacio corto,
ya que tenés que participar como expositora en un seminario jurídico.
Leticia: Considero fundamental el rescate de la historia de
nuestro pueblo, porque la lucha contra una de las dictaduras más
sangrientas que hubo en América Latina,
marcó un cambio en la historia del pueblo nicaragüense. Me parece
interesante venir y refrescar un poco la memoria, en estos momentos
cuando hay un reasentamiento del neoliberalismo y una muy definida
estrategia de fomentar el olvido de la historia, fundamentalmente en las
nuevas generaciones.
Mónica: Como tenemos poco tiempo, vamos a centrarnos en la
Operación Diciembre Victorioso. Contanos de esa acción del 27 de
diciembre de 1974.
Leticia: Debo decir que la realización de esa acción se dio
cuando horas antes el dictador Anastasio Somoza, Tacho, durante una
conferencia de prensa se había ufanado de que ya había exterminado hasta
al último sandinista. Hasta ese día se había orientado trabajar en el
fortalecimiento organizativo y la realización de acciones en forma
silenciosa. Es la etapa de acumulación de fuerzas en silencio. Poco
después se produjo la gran sorpresa: el FSLN estaba vivito y más
combativo que nunca.
El operativo del comando Juan José Quezada fue una acción que
requirió de una tremenda dedicación, de una cuidadosa selección de los
componentes del comando y marcó no solamente un cambio en el proceso de
forja y desarrollo del Frente Sandinista, sino también un cambio
sustancial en la historia de Nicaragua.
Significó también una apertura y una reafirmación de la
participación de la mujer sandinista, combatiente, en la clandestinidad o
en el trabajo legal.
Mónica: ¿Cuántas mujeres tomaron parte en todo el operativo, y en el propio Comando?
Leticia: Inicialmente íbamos a participar cinco mujeres. Una
de ellas, María Mercedes Avendaño, debido al exceso de ejercicios se le
inflamaron las articulaciones de las piernas, eso le impidió participar
en la acción. La otra compañera era Charlotte Baltodano, pero al final
se decidió que su papel fuera ser parte de la fachada para garantizar la
seguridad de la casa donde estábamos reconcentrados. El resto de las
compañeras éramos Eleonora Rocha López, Olga López Avilés y yo.
Inicialmente el comando estaba conformado por quince compañeros:
diez varones y cinco mujeres. Al final del período de organización y
preparación, solamente quedamos tres mujeres y se retiraron dos varones.
Estos compañeros eran nativos de la comunidad indígena de Sutiava, en
León. Eran de gran trayectoria, pero en definitiva, bastante mayores en
ese momento. El trajín de la preparación física y militar los golpeó
mucho. Éramos muy exigentes en cuanto a una serie de requisitos
indispensables y fundamentados en una mística y una entrega absoluta.
Repito, para mí es importante que en esta acción los hombres del
Frente Sandinista reconocieran que las mujeres teníamos gran capacidad
y, algunas veces, hasta más capacidad que los hombres, como combatientes
de tiempo completo.
Mónica: ¿Cuáles eran los objetivos de la acción?
Leticia: Desde que la Dirección del Frente se planteó realizar
ese operativo, estableció cuatro objetivos: en primer lugar, la
liberación de todos los presos políticos que hubiera en ese momento. En
segundo lugar, la recuperación de una cantidad considerable de dinero.
En tercer lugar, pasar por cadena nacional de radio y televisión,
durante cuarenta y ocho horas y, en determinadas horas del día, un
comunicado del Frente Sandinista que vendría a ser, diría yo, como su
plataforma programática a la par del análisis de toda la situación. Y
cuarto, la preservación de fuerzas, el traslado con garantías para
todos, tanto para los que iban a ser liberados como para los miembros
del comando, una vez que se concluyera la negociación.
El comunicado tenía dos sentidos: el análisis de la situación,
denunciando la tremenda represión que se impulsaba en la montaña
básicamente, pero también la denuncia del Estado de Sitio en el que
virtualmente vivíamos los nicaragüenses.
Mónica: Recuerdo el comunicado, que es un recuento
impresionante de lo que se había realizado durante ese período de
silencio y una denuncia sobre la represión. La proclama exigía que se
detuvieran las acciones contra la base campesina, denuncia que después
asume la Iglesia Católica.
La acción fue una enorme derrota política para el somocismo. El
Frente demostró su capacidad para un operativo de esa magnitud. El FSLN
estaba, no sólo vivo, sino más fuerte y más vinculado al pueblo que
nunca. Leticia, ¿quiénes fueron los presos liberados?
Leticia: Los liberados fueron: José Benito Escobar, Oscar
Benavides, Julián Roque, Lenin Cerna, Manuel Rivas Vallecillo, Daniel
Ortega, Jacinto Suárez, Daniel Núñez y sus dos hermanos, Carlos Argüello
y Jaime Cuadra, el actual Ministro de Gobernación.
Mónica: La mayoría de los liberados tenían varios años de
estar detenidos, pero los hermanos Núñez y Jaime Cuadra, acababan de
caer presos por el asalto al banco de Abisinia, en Jinotega.
Leticia: Efectivamente se había realizado esa acción y
entonces Jaime Cuadra, Daniel Núñez, Adrián Molina y Carlos Argüello
–estos tres últimos colaboradores incondicionales y de una gran
firmeza–, fueron capturados en los días en que nosotros estábamos
ocupando la casa de Chema Castillo. Nos dimos cuenta de ellos y los
incorporamos a la lista de los que estábamos exigiendo que fuesen
liberados.
Mónica: En los días posteriores al asalto me encontraba en un
campamento en Telica y llegaron Juan de Dios Muñoz y Ana Julia Guido.
Nos contaban que al día siguiente de la operación, venían de Matagalpa
en un taxi interlocal por la carretera Sébaco-Telica, con René Núñez. Un
retén de la Guardia los hizo bajarse, y en el registro le encontraron
un arma a René, y ahí mismo lo capturaron.
Precisamente ellos, Ana Julia y Juan de Dios Muñoz, participaron en
el asalto a Abisinia, y parece que por casualidad los detectaron, porque
la Guardia estaba haciendo unos registros enormes. Juan de Dios Muñoz
se sentía muy mal porque no pudo hacer nada. Él andaba una granada de
fragmentación y no se la detectaron, pero no podía lanzarla o usarla
para impedir la captura de René, y eso le dolía mucho.
El Comando sandinista ya estaba en la casa de Chema Castillo y los
compañeros de afuera le dijeron a Obando y Bravo que les avisara a
ustedes que había un preso más, René Núñez. El hoy Cardenal Miguel
Obando y Bravo no quiso pasar el aviso, y por ello René se quedó preso
hasta agosto de 1978, liberado por otro operativo, el del asalto al
Palacio Nacional.
Leticia: Nosotros nos dimos cuenta de los otros presos porque
lo escuchamos en la radio. El comando se mantenía monitoreando todo lo
que se estaba transmitiendo a través de los medios de comunicación
social, y no se oyó nada de René.
Mónica: ¿Quiénes conformaban el comando?
Leticia: El responsable era Eduardo Contreras, quien era el
“Cero”. Después estaban Hugo Torres, que era el número “1”; yo era la
número “2”; estaban Javier Carrión y Félix Pedro Picado, un compañero
originario de Sutiava que cayó en 1976; Róger Argüello Deshón, que cayó
en Veracruz, León, en 1979; Omar Halleslevens, Joaquín Cuadra, Eleonora
Rocha, Mario Sánchez, Olga López Avilés y Germán Pomares. Germán fue
determinante para nosotros, era el eje de todo. También participó
Alberto Ríos, de Chinandega, quien cayó también ante la Guardia.
Éste y Eleonora, eran los menores del comando, tenían como diecisiete
años. El responsable de la preparación táctica propiamente dicha, fue
Tomás Borge.
De los rehenes, los que más me recuerdo, quizás por el peso
figurativo que tenían, son: los Gallo; el representante de la Standard
Fruit Company; el entonces embajador de Chile en Nicaragua, Guillermo
Sevilla Sacasa; el ex-canciller de Somoza, Alejandro Montiel Argüello y
Lazlo Pataky.
Guillermo Sevilla Sacasa fue un rehén de lujo, determinante para
entablar las negociaciones, por su peso familiar, puesto que era casado
con la hermana del dictador, la Liliam, cuyo rostro fue estampado por
órdenes del fundador de la dinastía, Anastasio Somoza García, en los
antiguos billetes de un córdoba. Esos son de los que más me acuerdo,
claro que hay otra serie de gente muy connotada en ese momento, todos
con sus respectivas esposas, pero las mujeres fueron liberadas de
inmediato.
Estuvimos a punto de secuestrar a unos sobrinos de Anastasio Somoza
Debayle, pero lograron huir del lugar durante la confusión de los
primeros momentos del asalto. Después vinieron las negociaciones,
momentos de tensiones, pero logramos los objetivos primarios que nos
habíamos planteado. En esas condiciones marchamos a Cuba, con una parte
de los rehenes y el garante.
Diciembre Victorioso puso al Frente Sandinista en un lugar
preponderante de la vida nacional y por un tiempo le quitamos presión a
la montaña. Se proyectó a la mujer sandinista a un primer plano,
combatiendo junto a los hombres del FSLN. Diciembre Victorioso fue un
paso adelante trascendental, puesto que moralizó a los sandinistas y
minó de manera estratégica la moral de la dictadura y de su brazo
represivo la Guardia Nacional.
Fuente: https://memoriasdelaluchasandinista.org/view_stories.php?id=28
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